Con mucha esperanza, quiero reflexionar acerca de la
calidad educativa universitaria, para lo cual, consideraré tres aspectos: La
normativa legal; La relación entre calidad y evaluación; El camino hacia una
universidad de calidad.
Si bien, la preocupación por la calidad universitaria ha existido
siempre, es a partir de la evaluación del Consejo Nacional de Evaluación y
Acreditación (CONEA) y más aún con la expedición del Mandato Constituyente N°
14 (julio 2008), cuando el Estado empieza a tomar las riendas como director y
regulador del sistema de educación superior.
La Ley Orgánica de Educación Superior expedida en Octubre del 2010,
entre los temas principales que aborda, señala el de la calidad educativa.
Puntualmente, la LOES promueve una nueva visión de la educación superior, donde
se da prioridad a la relación entre calidad y compromiso social, por lo que se hace
necesario formar profesionales capaces de cumplir con las competencias
definidas en su perfil profesional para asumir de manera óptima la problemática
social en su área de conocimiento. Con este nuevo direccionamiento, surge la
necesidad de implementar de manera urgente profundos cambios curriculares en la
reorganización de las carreras y, para ello, debemos tomar en cuenta los
resultados del aprendizaje centrados en el estudiante (Rojas, J.).
Como se puede avizorar, el nuevo marco constitucional y legal pretende
construir una nueva universidad en donde, además de generar conocimiento con
profundo rigor científico, esta se constituya en un referente idóneo para la
solución de los problemas de la sociedad a la cual nos debemos. Con estos
antecedentes, se podría decir que la educación ecuatoriana en general se
encuentra atravesando una fase de crisis institucional, y en particular las
universidades, tema que nos preocupa.
Ahora bien, el tema de la calidad está relacionado directamente con la
evaluación, creo en que para hablar de calidad necesariamente debemos concebir
a la evaluación como una oportunidad para mejorar, una oportunidad para el
desarrollo y para la innovación. Por tanto, los procesos de evaluación, que
apenas empiezan, no son una moda académica pasajera, sino que se han de constituir en una herramienta
indispensable de política, planificación y gestión universitaria tanto a nivel de país como a nivel institucional, que
tendrá permanencia debido a la necesidad imperiosa de garantizar la calidad educativa en esta sociedad de la información y el conocimiento en la que
nos encontramos. Esto nos obliga, necesariamente, a ponernos a la altura de las
universidades del mundo, para ser capaces de responder a la movilidad de
estudiantes y profesores, de trascender tanto en nuestro contexto local como en
el contexto mundial con nuestra gestión y producción académica y científico -
técnica.
Al hablar de calidad se puede dar muchas definiciones, todo depende de
la perspectiva con la que se analiza el concepto. Aquí viene una interrogante
¿Cuáles son los indicadores más interesantes para valorar la calidad?. La tendencia
general es buscar indicadores causales de la calidad, sobre los cuales se pueda
incidir para mejorar, pero esta tarea sólo cobra sentido cuando se tiene
previamente clarificado el concepto de calidad educativa institucional, porque
sus posibles causas variarán según la finalidad que se quiera dar a la
evaluación.
Siguiendo la lógica de esta reflexión, se tiene conocimiento que el
CEAACES, definió la calidad de las instituciones y de las carreras según la
producción científica, por un lado, y según los resultados de aprendizaje que
los estudiantes demuestren tener, por otro lado. Esto trae una implicación
bastante grande, para toda la comunidad politécnica, principalmente, para
estudiantes, profesores y autoridades.
Los estudiantes, son responsables de la calidad educativa de esta
universidad, por cuanto su responsabilidad es asumir con dedicación su rol de
actores principales de su aprendizaje, a través del aprender a aprender y
aprender a investigar, que empieza con el hábito de la lectura comprensiva y
crítica. Teniendo conciencia que su deber es prepararse y alcanzar las
cualidades personales y competencias profesionales que les permitan contribuir
a la solución de los problemas nacionales y el desarrollo del país, con
libertad, ética y justicia social. Por supuesto, no están solos, para eso
estamos los profesores, para garantizar una educación que responda a
conocimientos pertinentes, ante el aluvión de informaciones para no caer en la
info-xicación. El rol de los profesores es orientar a los estudiantes en el
proceso para discernir cuáles son las informaciones clave, qué hacer con la
información, ante el sinnúmero de problemas, es inevitable diferenciar los que
son problemas clave.
Pero, ¿cómo seleccionar la información, los problemas y los significados
pertinentes? Sin duda, desvelando el contexto, lo global, lo multidimensional
estrategias metodológicas motivadoras e innovadoras, desarrollando
investigación que enlace la docencia con las necesidades sociales, para lograr
resultados de aprendizaje a través de una evaluación formativa y permanente,
que permita demostrar con evidencias la calidad de profesionales que se forman
en la ESPE.
Ahora que la Universidad de las Fuerzas
Armadas ESPE amplía el horizonte, se necesita de los señores directivos, se
involucren directamente con los procesos de mejoramiento continuo, a través de
su liderazgo con visión de futuro y compromiso institucional, para desarrollar
la gestión del conocimiento que implica, entre otros: perfeccionamiento del
talento humano, trabajo cooperativo y colaborativo a través de redes y
comunidades académicas, gestión de tecnologías y sistemas de información y
comunicación, que permitan generar políticas, planificar, evaluar y tomar
decisiones oportunas para mantener y mejorar la calidad de las funciones de la
universidad, esto es: de la docencia, investigación y vinculación con la
colectividad, o como actualmente se denomina la transferencia tecnológica.
Todo esto será posible cuando cada uno de los integrantes de esta gran
comunidad universitaria seamos capaces de autoreflexionar sobre nuestra propia
práctica, comprendiendo que nuestras limitaciones humanas se compensan al
trabajar en equipo e interdisciplinariamente, pues esta es la vía para
comprender también a los demás. El auto-examen crítico nos permite
descentrarnos relativamente con respecto de nosotros mismos, y por consiguiente
dejar de asumir la posición de jueces en todas las situaciones y contribuir
esforzadamente desde el lugar que actualmente a cada uno le corresponde, para
ser copartícipes del cumplimiento de esa misión institucional que nos convoca
cada día y espera por nosotros . Como diría Thomas A. Edison, el éxito y por
supuesto la calidad es “el 1% de inspiración y el 99% de transpiración”.
Tratando de sistematizar estas reflexiones, desde el punto de vista
curricular son urgentes dos innovaciones: pasar de la enseñanza al aprendizaje
y compensar ese aprendizaje fragmentado por asignaturas, a un proceso académico
transdisciplinario que responda a la complejidad de nuestro tiempo.
Escrito por:
Prof. Dra. Aída Noemy Bedón B.
Dir. Unidad de Desarrollo Educativo
Universidad de las Fuerzas Armadas - ESPE
Fuentes de información:
Ley Orgánica de Educación Superior LOES, Asamblea
Nacional del Ecuador, 12 de octubre de 2010.
Reglamento
a la Ley Orgánica de Educación Superior del Ecuador LOES, Decreto Ejecutivo N°
865, R.O. 526, 3 de septiembre 2011.
Mandato 14, Consejo Nacional de Evaluacion y
Acreditacion de la Educacion Superior CONEA, noviembre de 2009.
Plan
Nacional Desarrollo del Ecuador, Periodo 2009 - 2013, SENPLADES, 2009.
Constitución
de la República del Ecuador, Asamblea Constituyente, 2008.
——,
Reglamento de Régimen Académico, Ecuador, 30 de octubre de 2013.
Ley
Orgánica de Educación Superior LOES, Congreso Nacional del Ecuador, 15 de mayo
del 2000